(*) Escribe Nicolás Zuttión 

Ayer por la mañana la ciudad se anoticiaba del cierre de una de las empresas que forma parte del Parque Industrial de Gualeguaychú (PIG). Resyder SRL, empresa dedicada a la producción de resina usada en pinturas, esmaltes y barnices entre otras cosas, por vía de un comunicado de Adrián Yetman, socio gerente de la firma, aquejó lo siguiente: “Durante los primeros meses de este año, como es de público conocimiento, la empresa se vio afectada gravemente por los incendios ocurridos en la provincia de Corrientes, donde fuimos testigos de la pérdida de más del 70 % de las plantaciones, desde donde se extrae la materia prima que abastece a Resyder”.

Y, además, la primera problemática, según la empresa, formó un cóctel explosivo al conjugarse con el siguiente panorama nacional: “Como consecuencia de esto, hoy la planta no cuenta con materia prima para el normal desarrollo de la actividad, generando un grave perjuicio; ello sumado a las dificultades generadas por la profunda crisis económica que viene impactando a nuestro país, que ha afectado negativamente las variables económicas financieras”.

Hasta aquí, las causas y motivos por las que Resyder cerró sus puertas. Puertas que, el mismo día del anuncio, fueron copadas por los trabajadores de la planta. Con bronca, desazón, incertidumbre y los telegramas de despidos, los trabajadores se concentraron en motivo de reclamo por sus fuentes laborales. Una noticia inesperada rompió con la normalidad de 29 trabajadores, entiéndase 29 familias.

Martín Gómez, delegado gremial de los trabajadores de Resyder y miembro del Sindicato del Personal de Industrias Químicas y Petroquímicas, declaró a R2820 Radio lo siguiente: “Nosotros estábamos con una licencia acordada con la patronal, era una licencia por 15 que terminaba este jueves, el 1 de septiembre. Si bien el dueño semanas atrás dijo que se iba a parar de producir por faltante de materia prima, la empresa estaba funcionando de forma normal”. El delegado de planta, en sus declaraciones también comentó que la empresa no se ha comunicado por el momento.

Resyder, como también lo explicó Gómez: “Es una empresa que trabaja exportando fuera del país. Además, en medio de la pandemia, se trabajó todos los días y hubo una muy buena situación para la empresa. Hizo buena ganancia, como en los 15 años de la firma”. Sobre las razones que aduce Resyder para su cierre, el gremialista recalca que no son responsables de la situación y la fuente de trabajo es lo primero que hay que preservar, además sumó: “Resyder, según tenemos entendido, cuenta con unos 9 o 10 montes donde planta pinos, la materia prima con la que se trabaja. Si bien es algo objetivo lo que ocurrió con las quemas, también es cierto que camioneros de la zona del norte con quienes tenemos contacto, nos han informado que tienen fecha de carga”.

El paisaje de la empresa que habita el PIG, más allá de no contar más con su cartel característico que señalaba la firma, se encuentra sin ninguna modificación. La planta está sin señales de desbaratamiento. En un primer momento, si la empresa aqueja una quiebra, se puede afirmar que burló cualquier tipo de procedimiento legal y administrativo. La instancia donde se demuestra que los pasivos son mayores que los activos, no es un proceso que haya iniciado Resyder. Al mismo tiempo, ese proceso, que atañe al estudio de balances de años anteriores, según remarcan los trabajadores, arrojaría ganancia en dólares y de muy buenos montos.

Por el momento, los trabajadores han decidido mantenerse en las puertas de la empresa como medida de fuerza. El abogado que los representa, Andrés Ocampo, ha hecho las respectivas presentaciones al Ministerio de Trabajo de la Nación. Mañana, miércoles 31 de agosto, a las 13hs, es la primera audiencia.

Habrá que esperar hasta ese momento para tener alguna novedad sobre este nuevo conflicto entre una patronal que, como ocurrió en episodios pasados, se ha mostrado a la ofensiva con los trabajadores que la hacen funcionar todos los días. En la memoria de los trabajadores del PIG, todavía se presenta en sus retinas aquella noche de julio de 2020 cuando Resyder denunció a los obreros alegando un delito penal por interrumpir el proceso continuo de producción. En ese entonces, los trabajadores de planta reclamaban una deuda que rondaba los $7.000 y $10.000

Las partes políticas que componen la política institucional, por el momento, no se han manifestado. Algunas preguntas de este cronista para estas partes son las siguientes: ¿el Concejo Deliberante no pude sancionar el interés municipal sobre la empresa para evitar su cierre y de esta forma preservar los puestos de trabajo? Más allá de los interrogantes, hasta donde llegan las líneas, lo único cierto son los 29 despidos que, como alegan los trabajadores, son injustificados.